Autor: Juan Carlos Viela
Loypro
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¿Qué es eso del OOE?
Lo primero que a uno le viene a la mente es el final de los
cánticos con que los hinchas animan a su equipo favorito. Se oyen en
mitad de un partido, “A por ellos, ooe…” y tras alcanzar la
gloria con la victoria en un campeonato, “Campeones, campeones,
ooe, ooe, ooe”. No, no puede ser. Ooe es ahí una muletilla sin
significado con la que poder completar una frase musical.
Los conversos a la filosofía Lean piensan que se trata de una
errata de alguien que ha querido escribir OEE, las iniciales de
Overall Equipment Effectiveness, indicador con el que se mide la
eficiencia general de una línea de producción. Ooe tampoco es un
desliz, para desconsuelo de quienes lo pensaban.
Si no es nada de eso, ¿qué es entonces ooe?
OOE son las iniciales de Overall Operation Effectiveness,
indicador novedoso con el que medir la ganancia global de eficiencia
de toda una operación.
Es la herramienta ideal para la gestión integral de la
productividad.
Mide la gestión operativa real del todo y sus partes, algo que no
se ha determinado hasta ahora.
Pone de relieve por dónde se pierde la eficiencia ganada en un
área de la operación.
Evita los estudios de tiempos. No se suelen hacer por el plazo y
el coste de obtener resultados.
Es el termómetro de la mejora continua del proceso productivo.
Es una herramienta de gestión sencilla, barata y muy útil para
los responsables de producción de cualquier nivel.
Está probada en operaciones logísticas. Así mismo, es aplicable
a la fabricación y a los servicios.
En un proceso en el que se producen exclusivamente cantidades
variables de un determinado producto, OEE y OOE coinciden en el
fondo; los conceptos que hay detrás de ellos son los mismos y el
cálculo de ambos resulta muy sencillo. Calcular el OEE se complica
algo más si en el proceso se elaboran cantidades variables de dos
productos similares, sometidos a las mismas actividades. Y se vuelve
más dificultoso cuando hay que someter varios productos a las mismas
actividades, en orden y cantidades aleatorias. Obtener el OEE ya
precisa de una infraestructura de medida, compuesta por dispositivos
conectados a un ordenador encargado de proporcionar el número
buscado.
Uno puede imaginarse que es posible conocer el OEE en un proceso
en el que el resultado no es un producto, sino varios que aparecen
simultáneamente al final, como ocurre con la obtención del queso
fresco. No se atisba cómo hay que proceder para saberlo, pero se
tiene fe en que es posible.
Algo parecido puede suceder si se desea conocer el OEE conjunto de
dos procesos, de uno de los cuales salen huevos de distintos calibres
y, de otro, castañas de varios tamaños. Sobra decir el tiempo, el
esfuerzo y el coste que habría que desembolsar para saber el OEE de
una fábrica en la que, además, están presentes la administración,
los recursos humanos, el aparato comercial, la logística, y alguno
que otro más.
¿Alguien se imagina cómo conocer el OEE en el mundo de los
servicios? Si las situaciones anteriores se pueden dar en entornos
fabriles, en la operativa logística se mezclan todas ellas cada día,
a capricho de los clientes. No hay dos productos terminados idénticos
y, para colmo, aparecen simultáneamente al final del mismo proceso.
A primera vista, solo a los locos se les ocurriría intentar saberlo.
Calcular el OEE en estas situaciones se antoja harto complicado,
por no decir imposible. De los tres factores que lo componen,
disponibilidad, rendimiento y calidad, solo la disponibilidad se
puede agregar con facilidad; los otros presentan dificultades en
cuanto se trata de sumar unidades diferentes. Es de suponer que
intentar saber el OEE en estas circunstancias requiere un esfuerzo
que no merece la pena abordar por el coste, la demora en la obtención
de resultados y la poca utilidad para gestionar la realidad presente.
El OOE resuelve estos problemas de una manera sencilla, pero muy
diferente a lo que se está acostumbrado a ver. Es una consecuencia
inmediata de la aplicación de la medida de la ganancia real de
eficiencia de un proceso del que se obtienen varios productos
simultáneamente, en cantidades sin relación entre si, continuamente
cambiantes. El cálculo tiene en cuenta el rendimiento, la calidad y
el sinfín de incidencias que se dan cada día, pero no la
disponibilidad.
Se pueden establecer cuantos niveles de agregación se deseen. Los valores hallados en las agregaciones parciales siguen sin contener el efecto de la disponibilidad, el cual se incorpora al final de todas ellas. El OOE es el valor resultante tras la última agregación. Su implantación se puede hacer en una simple hoja de cálculo. La tabla que sigue es un botón de muestra en un almacén.
Está llamando a su puerta para disfrutar de sus beneficios.
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